Enfermedades ano rectales de transmisión sexual.
Un tema de actualidad.
Las enfermedades ano rectales han pasado a constituir un problema frecuente y, en algunos casos, grave. Es el objeto de esta nota analizar el contexto en que el mismo se desarrolla, describir breve y someramente las lesiones y efectuar algunas recomendaciones útiles.
Todo cambio cultural implica una modificación de las costumbres. Pierde vigencia el paradigma dominante para dar lugar a otro que se instala como la “nueva verdad”.
Algo de eso sucedió con el sexo en el seno de la sociedad denominada occidental. En los años sesenta del siglo precedente un hecho trascendente ayudó a desencadenar la denominada “revolución sexual”: la aparición de la píldora anticonceptiva.
La desaparición del temor al embarazo no deseado sumado a la paulatina y progresiva incorporación de la mujer al mercado laboral, entre otros factores, abrió las compuertas a un cambio significativo en las costumbres sexuales.
Todo hecho positivo (creo que el hecho de haber ampliado la libertad sexual de la mujer lo es) trae aparejado consecuencias no deseadas. A expensas de una carencia efectiva de educación en este aspecto de la vida, fruto del ocultismo e hipocresía del período precedente, se hicieron presente cuestiones desconocidas como el inicio sexual a edades más tempranas, la promiscuidad y el cambio frecuente de pareja. La liberación sexual alcanzó a la homosexualidad y, nuevamente, la falta de información, SIDA mediante, hizo estragos en este sector de la población.
Concretando y, dejando atrás una introducción que intenta contextualizar el tema a tratar, nos vamos a ocupar de las antiguamente denominadas enfermedades venéreas, eufemismo oscurantista con tinte romántico, que no son otra cosa que las enfermedades que se transmiten por contacto sexual.
Las tradicionales y más conocidas, la sífilis y la gonorrea, habían pasado casi al olvido a partir del advenimiento de la penicilina. Ese mismo hecho, que determinó un relajamiento de las precauciones en tanto fueron consideradas enfermedades curables, sumado a lo mencionado en la introducción produjeron un rebrote de estas patologías. La localización ano rectal predomina en los varones homosexuales y en las mujeres que practican el coito anal. Cualquiera de ellas adquiere una gravedad francamente mayor en presencia de la inmunodepresión provocada por la infección por VIH. La consulta temprana al especialista, (Proctólogo), entrenado en la detección temprana de ese tipo de lesiones, mejora el pronóstico.
Más difíciles de identificar, tratar y controlar son las denominadas enfermedades de transmisión sexual de segunda y tercera generación, todas ellas de origen viral: el herpes, el HIV, el citomegalovirus y el papilomavirus.
El herpes afecta particularmente a la población homosexual HIV positivo provocando lesiones ano rectales sumamente dolorosas. Son tratables con antivirales como el aciclovir pero el índice de recidivas es alto.
El citomegalovirus está presente en un 90 % de los varones homosexuales HIV positivos asintomáticos. Permanece latente en los tejidos. Produce lesiones ulcerosas de gran tamaño que pueden destruir el aparato esfinteriano, con la consecuente incontinencia. Si bien es de difícil tratamiento responde, cuando se diagnostica precozmente, al ganciclovir.
El papilomavirus causa la verruga o condiloma, tal vez la más frecuente de las lesiones de este tipo. Actualmente puede ser considerada la enfermedad de transmisión sexual más común. En la mujer y en la localización genital predispone al cáncer de cuello uterino. Sin embargo, en la localización ano rectal, se ha encontrado una alta incidencia en varones heterosexuales drogadictos intravenosos, hecho que se ha interpretado como causado por la alteración de los mecanismos inmunológicos defensivos. Pueden ser únicos o múltiples y, habitualmente, de pequeño tamaño y poco sintomáticos. No tienen un tratamiento específico y su gravedad se magnifica en presencia del HIV. Dichos pacientes tienen un riesgo mayor de desarrollar cáncer anal.
En resumen y a manera de recomendaciones, luego de sencillo repaso acerca de este tipo de enfermedades, decimos que:
• Si bien no hay una edad ideal para el inicio sexual las sugerencias contradicen el inicio temprano.
• La educación sexual es la mejor prevención posible.
• Se debe evitar la promiscuidad o el cambio frecuente de pareja.
• Frente a dicha circunstancia el uso de preservativo, aunque no otorga garantías absolutas, es recomendable.
• La aparición de lesiones ano rectales sospechosas demanda una consulta especializada.
• Recordar que, frente a una enfermedad tratable con un diagnóstico oportuno, postergar o evitar la consulta por inhibiciones o prejuicios, puede poner en riesgo la vida.
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